por Pablo Rego | Muchas veces hablamos de la relación entre las emociones y determinadas partes del cuerpo. En este sentido podemos reconocer el foco de dos zonas del cuerpo que suelen estar en conflicto, con tensión, dolores o enfermedades. Por un lado las mandíbulas, manifestándose en bruxismo o dolores de cabeza y por el otro la pelvis, expresando dolores de cintura o caderas y enfermedades orgánicas a nivel genital o digestivo. ¿Hay relación entre estas dos zonas del cuerpo y sus somatizaciones?
Al final de este artículo está disponible el Video teórico-práctico "Yoga para equilibrar y aliviar dolores en caderas y mandíbulas"
En nuestro popular artículo “La estructura energética del cuerpo, sus
principios, equilibrios y desequilibrios”,
hablamos
sobre la relación energética existente entre el segundo y el quinto chakra, los
centros de energía ubicados en la zona de la pelvis (un poco por debajo del
ombligo) y la garganta respectivamente, llamados en Yoga Suvadhisthana chakra y Vishuddha
chakra, que rigen la energía sexual (y creativa) y la comunicación.
Pero a
mitad de camino entre la frecuencia de la comunicación y el siguiente centro de
energía, que es el sexto chakra o tercer ojo, nos encontramos las mandíbulas
que articulan físicamente la boca permitiendo salir o no los sonidos que
emitimos.
De igual manera, en la zona del segundo chakra encontraremos las caderas. Estas contienen muchas estructuras físicas que se relacionan con el flujo de la energía entre las piernas y el tronco, pero también tiene mucho que ver con el movimiento, con las decisiones que podemos o no tomar en el camino de la vida y con nuestra capacidad de fluir con los cambios y las circunstancias que nos tocan experimentar en el mundo material.
Un
descubrimiento científico.
Yendo un poco más allá en el estudio
del tema, Lorena Cuendias cuenta en
su blog “Mujer
Alquimia” una serie de descubrimientos y experiencias personales en
relación a la rigidez, bloqueos y conflictos que se dan tanto en la pelvis como
en las mandíbulas.
Según su experiencia y observación, cuando
estudiaba biología, descubrió la “embriología”, materia que estudia la formación
de un organismo completo a partir de una sola célula. En este contexto Lorena hizo consciente la relación entre el útero y las mandíbulas
como una conexión embrionaria temprana que se da aproximadamente en el día
15 de la gastrulación, cuando en el proceso de gestación la célula formada por
el óvulo y el espermatozoide comienza a dividirse y a multiplicarse para formar
el nuevo ser.
Cuendias explica
que “En esa fase, en un momento dado, se
forman dos depresiones en el embrión. Una se convierte en la membrana
orofaríngea que finalmente formará la boca y la otra es la membrana cloacal que
finalmente forma las aberturas de los tractos urinario, reproductivo y
digestivo. Ambas ramas permanecen
conectadas incluso cuando la columna se desarrolla y crece creando un mayor
espacio entre ellas. Además, hay una delgada capa de tejido fascial que
envuelve y mantiene nuestro cuerpo interno unido y alineado y que incluye una conexión que va desde la pelvis hasta
la mandíbula”.
En su artículo “Mandíbulas tensas = úteros rígidos =
vientres bloqueados” Lorena
Cuendias hace foco en las disfunciones de las estructuras energéticas,
físicas y fisiológicas de la mujer, pero su observación y su punto de vista
resultan interesantes para aplicarlos a todos los géneros por igual.
Postura de "El Pato" abre las caderas y fortalece el suelo pélvico. |
Relación entre el estrés y el suelo pélvico.
Los estados de ánimo internos y el
entorno en el que vivimos crean unos reflejos nerviosos, la mayoría de las
veces inconsciente, que actúan sobre partes de nuestro cuerpo creando
movimientos o contracciones que influyen a nivel muscular, esquelético,
emocional y energético.
Tomando el estrés como una sumatorias
de tensiones mentales y emocionales con repercusiones físicas, ya sean
situaciones internas como miedo, ira o ansiedad o externas como aturdimientos,
violencia o acciones intensas a nivel sensorial, más allá de nuestras
capacidades de tolerancia, podemos advertir que las consecuencias de ese estrés
serán la alteración en el sistema
nervioso y la consiguiente ruptura de los equilibrios fundamentales para la
salud.
Desde el punto de vista de la relación
entre las mandíbulas y la pelvis o las caderas se sabe que los sistemas
nerviosos parasimpático y somático actúan desde la zona del sacro sobre las
acciones que tienen lugar en las funciones biológicas del área de la cadera, como
el control de la vejiga y los esfínteres. En muchas ocasiones estas acciones se
dan de manera inconsciente creando
tensiones permanentes que reflejan dolores en el perineo o en
articulaciones de caderas y se manifiestan como infecciones urinarias,
hemorroides, colon irritable, problemas a nivel genital o del aparato
reproductor, etc. Así mismo, en el proceso de estas disfunciones podremos
advertir bruxismo o dolores mandibulares y de cabeza, problemas en la garganta,
desde irritaciones hasta tos, problemas en las glándulas tiroides y
paratiroides y cuerdas vocales, dolores cervicales y, obviamente, daños en las
piezas dentales, entre otros.
Además de la relación del tejido
fascial que antes describíamos, también hay una conexión nerviosa que tiene
mucho que ver con la manera en la que percibimos la vida, con los miedos,
especialmente el miedo a la muerte, con las presiones emocionales a las que
somos sometidos, en donde muchas veces se juegan también esos miedos, a lo que
podemos sumar la dificultad de expresar o digerir los mensajes del entorno.
Por ello no es de extrañar que si en
los momentos de descanso o de estar realizando actividades de mucha implicancia
mental tenemos las mandíbulas apretadas es muy probable que nuestra zona
pélvica, los órganos, la región genital y el perineo estén experimentando tensiones que muy posiblemente no registremos.
Estas
tensiones pueden ser circunstanciales o permanentes. Si
pasamos por un episodio traumático relacionado con, por ejemplo, el miedo a la
muerte, posiblemente nuestros esfínteres o la vejiga respondan de manera
automática y bruscamente sin nuestro control (además de otros procesos típicos
de un pico de estrés). Pero si estamos sometidos permanentemente a situaciones
estresantes por nuestro estilo de vida (trabajo, relaciones, etc.), si nos
hemos vuelto adictos a la adrenalina, la intensidad de la acción de las fascias y el
sistema nervioso comenzará a manifestarse moderadamente creando, por ejemplo,
picores en la garganta y zona inferior de cuerpo; situación que si se sostiene
en el tiempo producirá disfunciones en glándulas de la garganta, en intestinos,
aparato urinario y reproductor, aumentando las consecuencias con el tiempo hasta
transformarse en la presencia de enfermedades graves como tumores o daños
permanentes en las vértebras o articulaciones.
Postura de "El León" libera tensiones en mandíbulas, rostro y garganta. |
La
consciencia de esta conexión puede ser un camino para sanar.
Si estamos experimentando algunas de
estas situaciones, u otras que afecten a la zona mandibular y a la región
inferior del abdomen y la cadera, es fundamental atender las causas internas o externas que puedan estar generándolas.
Las manifestaciones de tensión del
cuerpo físico debe ser un llamado de
atención para que reaccionemos y actuemos en consecuencia. Muchas de las enfermedades tanto del aparato
reproductor como digestivo a nivel inferior se deben a cuestiones emocionales
sin resolver o a nuestro estilo de vida (que puede ser consecuencia de las
cuestiones emocionales sin resolver).
Dentro
de las acciones para sanar citamos sin dudas la práctica de Yoga y Meditación ya que
nos dará un enfoque más consciente de los que nos pasa y podremos aprender así a
identificar la tensión para relajarla. Si
conseguimos detectar cada parte de nuestro cuerpo físico lograremos sentir esa
tensión y de igual manera liberarla.
Practicar Yoga, pero también bailar y cantar pueden ser prácticas
de gran ayuda, ya que estas últimas
actividades, realizadas de manera lúdica o desestructurada, liberan y activan
el segundo y quinto chakra, la expresión y la energía creativa, responsables de
regular el equilibrio energético en las zonas de la garganta y la pelvis.
En nuestro artículo “Resuelve tus dificultades materiales ¡Mueve tus
caderas!” damos algunas ideas de la
importancia de movilizar la zona y liberar allí la energía, a través de ejercicios
físicos que nos ayuden a conectar y sentir el movimiento en las caderas, a lo
que le podemos sumar la consciencia de la tensión mandibular, incluidos los
labios y la lengua, para obtener su relajación y liberación.
En Yoga existen una gran cantidad de posturas
y rutinas que pueden conducirnos a liberar la tensión física de las caderas con
su consiguiente equilibrio energético. La práctica sostenida de estas asanas y
la atención plena que forma parte del Yoga nos darán la posibilidad de percibir más profundamente el cuerpo
y conseguir relajación en él.
El progreso de la práctica, la relajación profunda y la meditación nos darán la
dimensión necesaria para disminuir el ritmo de la
mente y liberarnos así del estrés mental y emocional.
De igual manera, si nos cuesta liberar las
tensiones a nivel mandibular podemos abrir mucho la boca, sacar intensamente la lengua, cantar, gritar o
hablar modulando palabras sin sentido para que fluya la energía sin tener que
calcular las consecuencias de lo que decimos o callamos.
En todos los casos, tomar consciencia de lo que está ocurriendo a nivel físico, relacionarlo con lo emocional y comprender la importancia de cambiar hábitos e ideas sobre la vida evitará agravar situaciones o perder el control total sobre nuestra salud. La experiencia de la enfermedad o de cualquier desequilibrio, grande o pequeño, debe ayudarnos a comprender la relación directa que hay entre nuestra manera de vivir y la salud
Terapeuta holístico
Diplomado en Ayurveda.
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