Según un estudio realizado en
la Universidad Nacional de Ohio y
publicado por la revista Psychosomatic Medicine, practicar Yoga
regularmente puede disminuir los niveles de una sustancia presente en la sangre
y reducir así la inflamación que aumenta debido al envejecimiento normal y al
estrés. Esta sustancia suele estar presente en sangre en gran cantidad cuando
aparecen enfermedades cardíacas, diabetes, artritis y otras dolencias relacionadas
con la edad.
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La IL-6 es una parte importante de la respuesta inflamatoria del cuerpo
y está implicada en enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes tipo
2, artritis y una serie de otras enfermedades debilitantes relacionadas con la
edad. La reducción de la inflamación puede proporcionar beneficios
sustanciales para la salud a corto y largo plazo, sugieren los investigadores.
"Además de tener niveles más bajos de inflamación antes de la experiencia
del estrés, también vimos respuestas inflamatorias más bajas al estrés entre las
practicantes de Yoga expertas en el estudio", explicó Janice Kiecolt-Glaser, profesora de
psiquiatría y psicología y autora principal del estudio.
"Con suerte, esto significa que las
personas eventualmente pueden aprender a responder con menos intensidad y
fuerza a los factores estresantes en su vida cotidiana mediante el uso de Yoga
y otras disciplinas o técnicas para reducir el estrés".
El Estudio.
Para el estudio, los
investigadores reunieron a un grupo de cincuenta mujeres con un promedio de
cuarenta y un años de edad. Se dividieron en dos grupos: "novatas",
que habían tomado clases de Yoga o que practicaban en casa con videos de Yoga
durante no más de seis a doce sesiones, y "expertas", que habían
practicado Yoga una o dos veces por semana durante al menos dos años, por lo
menos dos veces por semana durante el último año.
A cada una de las mujeres se
le pidió que asistiera a tres sesiones en el Centro de Investigación Clínica de
la Universidad a intervalos de dos semanas. Cada sesión comenzó con los
participantes llenando cuestionarios y completando varias pruebas psicológicas
para medir los niveles de ánimo y ansiedad. Así mismo se le colocó un catéter
en un brazo a cada una, a través del cual se podían tomar muestras de sangre
varias veces durante las tareas de investigación para una evaluación posterior.
Luego, durante las visitas, las
participantes realizaron varias tareas diseñadas para aumentar sus niveles de
estrés, como por ejemplo, sumergir el pie en agua extremadamente fría durante
un minuto, después de lo cual se les pidió que resolvieran una serie de
problemas matemáticos sucesivamente más difíciles sin papel ni lápiz.
Después de estos
"factores estresantes", las participantes hicieron una sesión de Yoga,
caminaron sobre una cinta a un ritmo muy lento, diseñado para reflejar las
demandas metabólicas de la sesión de Yoga, y también miraron videos neutros y
bastante aburridos. Las tareas de cinta y video fueron diseñadas como
condiciones de contraste para la sesión de Yoga.
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Una vez que se analizaron las
muestras de sangre después del estudio, los investigadores vieron que las
mujeres etiquetadas como "novatas" tenían un cuarenta y uno por
ciento más altos los niveles de la “citocina proinflamatoria IL-6” que las
"expertas".
"En esencia, las expertas entraron al estudio con niveles más bajos de
inflamación que las novatas, y las expertas también pudieron limitar mejor sus
respuestas al estrés que las novatas", explicó Kiecolt-Glaser.
Los investigadores no
encontraron las diferencias que esperaban entre las principiantes y expertas en
sus respuestas fisiológicas a la sesión de Yoga.
La coautora Lisa Christian, profesora asistente de
psicología, psiquiatría y obstetricia y ginecología, sugirió una posible razón:
"Las posturas de Yoga que utilizamos fueron elegidas entre aquellas que
se pensaban que eran restauradoras o relajantes. Tuvimos que limitar los
movimientos para que las principiantes las pudieran realizar tan bien como las
expertas”.
"Parte del problema de clasificar
exactamente qué hace que el Yoga sea efectivo para reducir el estrés es que si
intentas descomponerlo en sus elementos constitutivos, como los movimientos o
la respiración, es difícil decir qué cosa en particular está causando el efecto",
dijo Christian, ella misma
instructora de Yoga.
Conclusiones.
Ron Glaser, coautor y profesor de virología molecular, inmunología
y genética médica, dijo que el estudio tiene algunas implicaciones bastante
claras para la salud.
"Sabemos que la inflamación juega un papel importante en muchas
enfermedades. El Yoga parece ser una
forma simple y agradable de agregar una intervención que podría reducir los
riesgos de desarrollar enfermedades cardíacas, diabetes y otras enfermedades
relacionadas con la edad", dijo. "Esto es algo sencillo que las personas pueden hacer para ayudar a
reducir sus riesgos de enfermedad".
Bill Malarkey, profesor de medicina interna y coautor del estudio, mencionó
la inflexibilidad que habitualmente conlleva el envejecimiento. "Los músculos se acortan y se tensan con el
tiempo, principalmente debido a la inactividad", dijo. "El
estiramiento y el ejercicio que viene con el Yoga en realidad aumenta la
flexibilidad de una persona y eso, a su vez, permite la relajación que puede
reducir el estrés".
Malarkey considera que la adopción de Yoga u otro ejercicio similar por parte de las personas es una de las soluciones clave para nuestra actual
crisis de atención médica. "Las personas necesitan ser educadas sobre
esto. Deben asumir la responsabilidad de su salud y de cómo viven. Hacer Yoga y
actividades similares pueden marcar la diferencia". Como médico clínico,
dice, "Gran parte de mi tiempo lo
paso tratando de hacer que la gente disminuya la velocidad".
Fuente: ScienceDaily
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