“Mackland Ave”, recuerdos y emociones de una casa particular.



por Pablo Rego | El compositor, pianista y tecladista norteamericano Mike Woodlark recrea, en su nuevo álbum “Mackland Ave”, una colección de recuerdos y experiencias fundacionales y fundamentales de una etapa de su vida en la que habitó una casa  particular en la Avenida Mackland de Albuquerque, en su Nuevo México natal.

Por las pistas de “Mackland Ave” pasan recuerdos de diferentes momentos de la vida de Woodlark en esa casa en la que vivió alrededor de una década en sus tiempos de universitario y varios años después. Los recuerdos están impregnados de emociones y de sonidos que van contando historias relacionadas con sus gustos musicales y artísticos, la presencia de amigos y familiares, pero también creados a partir de una instrumentación que busca “sonar” a aquellos tiempos inspiradores.

Según cuenta el propio Woodlark esa casa “tiene tres habitaciones y en un momento u otro viví en cada una, escribí canciones y toqué mi música en cada una, y allí cultivé mis sueños. Allí me enamoré y perdí el amor, tuve fiestas y mucha diversión con amigos, pero también pasé por dificultades".

Mackland Ave es el segundo disco de Woodlark, quien tiene un álbum anterior “The Guild /Days of Sorrow” con un nombre diferente M. K. Sol. Además de su principal roll como pianista este artista de estilo sutil y sensible también es experto en crear un sonido de profundo, preciso e intenso con teclados electrónicos y sintetizadores.


En la grabación de este nuevo álbum, este artista norteamericano toca también guitarra acústica y canta en un estilo suave y amable en cinco de las doce composiciones originales. Tres invitados especiales, en piano, violonchelo y violín, hacen su aparición en una melodía. El sonido general se completa con Woodlark creando una variedad de otros instrumentos, como cuerdas, percusión, guitarra eléctrica, vientos y piano eléctrico.

Durante el recorrido de la casa de “Mackland Ave”, Mike Woodlark va pasando por sus ambientes y épocas trayendo algunos episodios de espíritu optimista, pasando por la recreación de ritmos como el estilo synth-pop de los ochenta, recuerdos familiares que incluyen un destacado costado espiritual, climas más dramáticos, los amores y desamores y hasta un homenaje al pintor neerlandés Vincent van Gogh de quien es admirador.

El sonido de Woodlark es popular entre las audiencias de la música new age, pero también tiene elementos del folk moderno (especialmente las pistas vocales) e incluso clásico-contemporáneo (como ocurre en varios de los temas que contienen secciones de cuerdas, así como la pieza para piano solo "GracefulGrim")

El clima de “Mackland Ave” es contemplativo, con momentos rítmicos que evitan que el álbum caiga en la monotonía, pasando por unos climas creados con canciones de folk suave o baladas y por momentos de mucha sutileza, entre agradables  instrumentaciones tonales y el sonido siempre presente del piano.

©Pablo Rego

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