Primavera, época de adaptación al calor.


por Pablo Rego | La primavera es una época de transición en la que el cuerpo humano se adapta paulatinamente al ambiente imperante, pasando de la frialdad y lentitud del invierno a un entorno de mayor actividad y energía. Ser conscientes de este proceso nos puede aportar estabilidad y armonía durante el tiempo que dura la transición y ayudar a experimentar un mejor periodo estival.


Transiciones

Así como la plenitud del invierno y el verano nos plantean un ambiente de cierta estabilidad climática, aunque extrema, teniendo la certeza de que, más allá de las variaciones propias de la zona que habitemos, serán el frío o el calor las referencias que tendremos que aceptar día a día, la primavera y el otoño son estaciones transicionales en las que vamos pasando de un estado a otro. Es por ello que durante estas estaciones, y sobre todo al comienzo de las mismas, tenemos la oportunidad de predisponernos de la mejor manera a las épocas de climas más intensos.

Aunque sea obvio decirlo, al comenzar la primavera dejamos atrás el invierno y sus condiciones, que producen una cierta “intoxicación” en el cuerpo producto de la ralentización del metabolismo, por los días cortos y el clima adverso para el movimiento o debido al tipo de comida que ingerimos, más pesada y calórica.

Un par de semanas antes del equinoccio de la primavera propiamente dicho, las condiciones ambientales empiezan a cambiar más notoriamente y es lógico empezar a modificar algunos hábitos. El cuerpo lo sabe, su regulación interior nos va a empezar a pedir otros alimentos o modificar nuestra rutina de ejercicios, dejar fluir la comunicación hacia el afuera y despojarnos de las rigideces incómodas de la época invernal.

Pero, como el tiempo frío nos modifica las estructuras internas y nos vuelve más emocionales, existe una predisposición a sostener unos estados internos, sobre todo mentales y emocionales, más acordes con el invierno que con la primavera que se aproxima, por lo que es importante ser conscientes de este período de transición observando esas conductas y permitiéndonos soltar esas rigideces para empezar a fluir hacia la desintoxicación general del Ser.


La desintoxicación se manifiesta naturalmente durante el comienzo de la primavera y, si no realizamos ninguna acción positiva y sanadora, puede que durante toda la estación, eliminando toxinas por lo que se hacen visibles alergias o mucosidades.

Al llegar el aumento de la temperatura, una presencia más fuerte del sol, el calentamiento de la parte de la Tierra que habitamos, percibimos una mayor influencia del elemento fuego, que se vuelve un aliado fundamental para elevar el poder digestivo de nuestro organismo y la depuración de nuestro cuerpo a través de, por ejemplo, el sudor.

Según Ayurveda (medicina tradicional de la India reconocida por la OMS) durante el invierno, la digestión, igual que las emociones y la influencia del medio ambiente, se ven afectados por lo que es normal que surjan desequilibrios. Es en el invierno que, por regla general, el Dosha Kapha (agua + tierra) aumenta. Este Dosha tiene las cualidades de ‘frío’, ‘líquido’, ‘pesado’ y ‘viscoso’. Dada una mayor presencia de estas características el cuerpo genera secreciones nasales  –“líquidos”, “viscoso”- durante varios días en primavera y la sensación de “pesadez” en la cabeza. También percibir un estado general de cansancio puede deberse a un exceso de Kapha.

Por ello es importante ayudar al organismo a regular su equilibrio, adecuando la alimentación, el ejercicio físico, atendiendo a las emociones y utilizando la respiración como herramienta de armonización natural.

La alimentación.

Siguiendo las enseñanzas milenarias del Ayurveda es importante sincronizarnos con el ambiente que nos rodea y prestar atención a los alimentos que tomamos en relación con los beneficios o perjuicios que puedan aportar a nuestro organismo.

Debemos dar prioridad a alimentos tibios que contengan los sabores picantes y astringentes y evitar los excesivamente dulces y fríos. Aun así, todos los sabores deben estar presentes en las comidas.

Esta recomendación es una generalidad específica para la primavera, ya que es importante conocer nuestro biotipo a través del cual Ayurveda nos va a dar una idea aún más amplia de lo que debemos comer cada uno. De todas formas estas recomendaciones generales nos serán útiles para orientarnos hacia unos hábitos que nos ayudarán a pasar mejor del invierno al verano.

A medida que nos aproximemos al verano, es importante reducir el picante, ya que es un sabor relacionado con el elemento fuego, elemento éste que estará presente en plenitud en la estación veraniega.
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La dieta

Lo que es importante en primavera es una dieta ligera, templada y fortalecedora del poder digestivo.

El desayuno debe ser liviano dado que el metabolismo se encuentra lento y no podrá digerir una ingesta pesada por la mañana. Al necesitar menos calorías, podemos comenzar el día con un desayuno liviano e ir agregando estructura a lo que comamos más adelante durante el día.

Es recomendable comenzar el día con un té que active la digestión donde estén presentes los sabores “picante” y “astringente”, como por ejemplo una decocción de jengibre con un poco de limón y miel (no añadir la miel hasta que el té esté para ser bebido ya que puede ser toxica a altas temperaturas)

Esta decocción de jengibre y limón se puede tomar también una hora antes del almuerzo para depurar y activar el metabolismo, sólo que en lugar de agregarle miel se le puede agregar una pizca de sal marina.


La comida del almuerzo será más apropiada para este tiempo con la presencia de especias como comino, cilantro, cúrcuma, jengibre, pimienta, clavo, canela  y algo de sal marina.

Para cerrar el círculo del día se recomienda no cenar tarde e ingerir algo liviano y caliente, como por ejemplo sopas de hortalizas o de arroz que puede combinarse con una sopa ligera de lentejas amarillas.

Es importante no superponer comidas y dejar pasar más tiempo entre ellas que lo que habitualmente se hace en invierno. Esperar lo suficiente y activar el metabolismo con un té un buen rato antes de la siguiente ingesta es importante para ayudar al cuerpo a recuperar su fuego digestivo.

A medida que los días se vayan haciendo más cálidos se recomienda aumentar progresivamente las comidas templadas y reducir las calientes. 

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Actividad física

La realización de ejercicio debe estar presente durante todo el año, pero es muy importante hacerlo en primavera. Las estaciones intermedias nos permiten realizar todo el abanico de ejercicios sin padecer frío o calor excesivo, por lo que los meses de primavera son ideales para realizar cualquier tipo de ejercicio.

Una rutina de Yoga variada nos ayudará a entrenar el cuerpo, liberarlo de toxinas, armonizar las emociones y activar completamente el metabolismo.  Es importante la regularidad para que el cuerpo tenga tiempo de activarse conforme vayan pasando los días. Se recomienda hacer un poco cada día y evitar los típicos espasmos entusiastas de hacer mucho un día y nada en los siguientes.

A medida que vaya aumentando la temperatura ambiental el cuerpo estará más predispuesto a estirarse. Si estuvimos realizando actividad física durante el invierno continuaremos naturalmente con las rutinas que veníamos haciendo, aprovechando los días cálidos para aumentar las elongaciones.

Si hicimos poco o nada de ejercicio durante el invierno, aprovechar el comienzo de la primavera o los últimos días del invierno para retomar o comenzar es una muy buena idea, ya que llegaremos a la segunda mitad de la primavera con una mejor predisposición a aprovechar las bondades del calor.

Si de activar el metabolismo se trata, entonces es recomendable cambiar la siesta por una caminata al aire libre. Eso nos hará sentir más livianos y nos ayudará a cambiar un estado de somnolencia por uno más activo que nos ayudará a disfrutar de esta estación de transición.


La emociones

El invierno suele ser una estación complicada para el mundo emocional. Los elementos tierra y agua aumentan su influencia en el organismo conduciéndonos a un estado de tristeza, melancolía y hasta depresión.

Es importante tomar en cuenta que, más allá de problemas que puedan estar afectándonos psicológicamente, disminuir la influencia de estos elementos nos ayudará a cambiar el punto de vista de nuestro entorno o de aquellos temas que creemos de difícil solución.

Tener en cuenta esto, aportar el elemento fuego a comienzos de la primavera y sobre el final del invierno nos va a ayudar a fluir naturalmente con el calor ascendente para salir lo antes posible de ese letargo que nos impide tomar el sol al aire libre, realizar nuestras actividades de manera positiva y reducir las posibilidades de contraer alguna enfermedad producto del exceso de toxinas acumuladas en el cuerpo.

La respiración

La ciencia del Pranayama (control de la energía a través de la respiración)  nos ayudará siempre a desintoxicarnos y a activar el metabolismo.

Ejercicios como Kapalabhati Pranayama o Bhastrika Pranayama nos ayudarán a liberar las fosas nasales de la mucosidad típica del comienzo de la primavera, además de provocar el aumento de la energía.

Mantener las vías respiratorias limpias es muy importante para una buena oxigenación del organismo. Estos ejercicios recomendados y otros, como las duchas nasales, nos ayudarán a cargar mejor las baterías de nuestro cuerpo energético elevando nuestra voluntad y creando una sinergia positiva para encarar con el mejor ánimo posible las rutinas de alimentación y ejercicios de la primavera.

©Pablo Rego
Profesor de Yoga
Terapeuta holístico
Diplomado en Medicina Ayurveda de India


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