Por Pablo Rego | La pianista
japonesa Marika Takeuchi presenta su
cuarto CD en el que continúa explorando el impresionismo dentro del
neo-clásico, creando unos paisajes repletos de sutileza, minimalismo y sentimiento.
En “Colors in the Diary” la pianista, graduada en el prestigioso
Berklee College of Music, presenta una variedad de composiciones propias inspiradas
en paisajes naturales, en los colores de las estaciones, en la belleza
implícita en la naturaleza que inspira al ser sensible. Este nuevo álbum fue
producido por el ganador del Grammy Will
Ackerman, y en él se presentan, junto a la pianista, el chelista Eugene Friesen y el violinista de la
Boston Symphony Orchestra Si-Jing Huang.
Takeuchi, es compositora, productora, arregladora, copista y
educadora especializada en piano. Su primer álbum “Nightdream” (2011) resultó una gran novedad para los fans del
neoclásico, new age y musicoterapia.
A lo largo de su carrea, además
de componer para cine y televisión en diferentes partes del mundo, en sus otros
tres discos, Marika Takeuchi fue
explorando la utilización de diferentes instrumentos para crear climas con los
que expresar su arte.
Un par de años después de su bien
recibido primer álbum Night Dream, apareció su segundo trabajo “Impressions”
(2013), revolucionando los ámbitos de escucha del neoclásico, un género que se
ve ricamente alimentado por esta artista. En ese álbum desarrolló su
experiencia compositiva y arreglos agregando a su interpretación del piano, flauta,
clarinete, violín, viola y chelo, y en la selección de temas incluyó algunas de
sus composiciones para cine, así como música de cámara. Su tercer álbum, “Rain Stories” (2014), introdujo en sus grabaciones
dos instrumentos a la mezcla con los que
no había trabajado anteriormente en sus arreglos y composiciones: el oboe y el
tradicional erhu (violín chino).
“Colors in the Diary”, el nuevo disco de Marika Takeuchi, crea un clima minimalista e impresionista a la
vez, con sonidos simples que dibujan siluetas en las que pueden adivinarse los
paisajes que pinta. La descripción sonora propone la contemplación interior
desde el exterior, como una manera de completar el cuadro a través de la
música, introduciendo la percepción como decodificador estético en el que
participan también las almas.
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