El masaje es un arte muy antiguo. Tanto que para alcanzar los orígenes de esta práctica hay que remontarse a los primeros testimonios de la medicina en Oriente, varios milenios atrás.
La evolución del masaje, como en
tantas otras áreas, ha ido creando diferentes propuestas y en algún momento de
la historia la cultura occidental modificó la práctica del masaje en función de
su filosofía de vida, separando esta práctica ancestral de la medicina y
creando nuevos métodos que no tienen el mismo efecto en el receptor.
La medicina tradicional de la
India, como la china y su expansión hacia Oriente han utilizado y utilizan el
masaje como una manera de liberar la energía en el plano físico y también en el
plano sutil. El dolor es energía que no fluye y cuando esto se transforma en
síntoma existe siempre el recurso del masaje como una de las formas más
potentes y efectivas de eliminar el dolor.
Es importante destacar que la
deformación del masaje como técnica terapéutica ha creado muchas veces
propuestas de masajes superficiales, que no alivian el dolor profundo, que no
comprenden al Ser como un Todo, de la misma manera que, lamentablemente, lo
hace la medicina occidental o alópata. Así, ha crecido una escuela de masaje en
occidente que no es tenida en cuenta como una manera seria de aliviar dolores y
hasta sanar a una persona, cosa que una serie de masajes profundos y
conscientes pueden conseguir sin dudas.
La relación del terapeuta con los
orígenes del masaje es muy importante ya que hay una grandísima cantidad de
problemáticas habituales que pueden ser paliadas, aliviadas y hasta
solucionadas con un masaje consciente, que busca desde lo físico aliviar lo
sutil en el plano energético, mental y emocional.
Hay diferentes situaciones
ligadas al cuerpo físico que nos dan la señal de que es necesario buscar ayuda.
Dolores que aparecen y se van agudizando, dolores crónicos, sensaciones
incómodas como mareos u hormigueos, pero también cansancio excesivo, insomnio,
estrés, vértigo etc.
Un masaje que considere al Ser
como un todo debe trabajar profundamente la estructura física del cuerpo
humano, deshaciendo nudos y contracturas, pero también debe reacomodar las
principales estructuras anatómicas para que el receptor se reencuentre con una mejor
postura y un alivio en las tensiones creadas por malas posturas o mala utilización
del cuerpo por la práctica de actividades cotidianas que afectan la armonía
física.
Cualquier persona que pase muchas
horas haciendo cualquier actividad física, desde actividades con esfuerzo, por
trabajo o actividad deportiva, hasta actividades que requieran estar sentado o
de pie frente a una mesa, por obligación o por placer, a lo largo de una semana
encontrará que el cuerpo ha generado tensiones excesivas que repercutirán en
dolores localizados que, con el tiempo, de repetirse cotidianamente esta
situación, se irán extendiendo por el cuerpo y creando problemas en las
articulaciones, incluida la columna vertebral, hasta hacer que estos cuadros se
vuelvan crónicos.
El masaje alivia estas situaciones
rápidamente. Si de entrada evitamos dichas tensiones musculares, el cuerpo
volverá a un estado natural, relajado y sin dolor. Y aunque repitamos la
actividad que nos genera ese dolor, podremos revertir esta situación fácilmente
incorporando a nuestras actividades una rutina de masajes.
Lo mismo ocurre con cuestiones
crónicas o que han avanzado con el tiempo, sólo que el trabajo deberá ser más
profundo y el proceso de recuperación más largo, aunque no menos efectivo.
Ante la presencia del dolor
muchas veces y de manera innecesaria las personas acuden al médico para ser
tratadas por calmantes o medicamentos. Muchas veces, de manera acertada, el
médico consciente y responsable evita dar al paciente medicamentos ya que sabe,
como sabemos nosotros, que gran parte de esos dolores son producto del estrés
cotidiano y de las tensiones que nosotros mismos le causamos al cuerpo físico.
Otras veces, lamentablemente, por insistencia del paciente y el poco interés
del médico o por la automedicación, el medicamento gana, se elimina el dolor por
sedación del sistema nervioso y el cuadro se profundiza agravándose
silenciosamente.
El masaje deshace concretamente
las tensiones. Acudir al masajista con la convicción de que es más saludable el
masaje que los medicamentos inútiles que intoxican el cuerpo y crean más
problemas que soluciones es la opción correcta.
Siempre es importante visitar al
médico para estar seguros de que el problema no requiere de un tratamiento de
emergencia que nos ayude a seguir con nuestras vidas. Pero, descartada la emergencia,
debemos ser conscientes de que si el dolor aparece por excesos sobre el cuerpo
la manera lógica y natural de aliviar esos dolores es realizando el camino
inverso, permitiéndonos la ayuda de un terapeuta que nos libere el cuerpo de
esa presión.
El estrés, también creado por nuestro
estilo de vida, es uno de los factores que más afectan a nuestro cuerpo. Los
estados emocionales, la ansiedad, las responsabilidades y toda la presión que
nos impone el entorno o nos autoimponemos, afectan, como está altamente
demostrado científicamente, a nuestra estructura física.
Un masaje dado desde el concepto
holístico, que además de aliviar el dolor del cuerpo físico busca liberar las energías que no fluyen, abordará también
el aspecto emocional, trabajando sobre aquellas partes del cuerpo que, fruto
del estrés, se van endureciendo de manera que la pérdida de la flexibilidad
repercute en la movilidad, dificultando el normal funcionamiento de las
articulaciones, de la musculatura y hasta del funcionamiento de los órganos
internos.
El masaje es un arte milenario
que comprende las razones del dolor. El conocimiento del terapeuta es
fundamental para poder contener al paciente y al mismo tiempo ayudarle a
recorrer el camino del bienestar físico.
No hace falta llegar a estar
gravemente enfermos, doloridos o al borde de un ataque de pánico para acudir al masajista. Cuanto menos nos
adentremos en el camino del dolor más fácilmente saldremos de la situación.
El masaje dado por un masajista
con sus propias manos aporta la energía que este Ser puede darnos como vehículo
de sanación, una energía que ninguna máquina que se haya inventado es capaz de
dar a la persona que busca el alivio del dolor.
©Pablo Rego
Profesor de Yoga
Masajista-Terapeuta Integral
Diplomado en Medicina Ayurveda.
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