por Pablo Rego | La mayoría de los dolores y problemas de salud se originan en alguna anomalía transitoria de corto o largo plazo en la columna vertebral. El diseño de las sesiones de Yoga debe estar completamente ligado a la consciencia de la salud de la espina dorsal para revertir o prevenir estas circunstancias.
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Imágen © PixCove |
Esta autopista de la salud y de la energía cuenta con treinta y tres
vértebras y cubre toda la longitud de la parte posterior del tronco y el cuello,
contiene la médula espinal y es atravesada por el sistema nervioso central. Además
de ser la referencia estructural de todo el cuerpo físico, es también la del tránsito de la energía en su ascensión a través de los chakras. Y aunque
parezca redundante recordar cuál es su ubicación física, si reducimos nuestra
visión a su existencia notaremos su presencia en todas las partes vitales de
nuestro cuerpo.
Original e idealmente, partiendo de una base de salud en algún momento
de nuestras vidas, la columna vertebral tiene una forma producto del estado erguido
del ser humano y del contenido del cuerpo. Los órganos de la cavidad abdominal,
el punto de sujeción del diafragma en la parte central del tronco, los órganos
del tórax, la conexión del tronco con la cabeza y toda la movilidad para la que
estamos diseñados, incluyendo la proyección hacia las piernas y los brazos,
dibujan la forma que nuestra columna vertebral debería tener de no mediar
inconvenientes.
Una curva hacia adentro en la zona baja (lordosis lumbar), otra curva en
el sentido contrario en la zona media (cifosis) y otra curva hacia adentro en
la zona cervical (lordosis cervical), en una línea recta en el centro desde una
extremo hacia el otro, es el dibujo natural de la columna vertebral y es
importantísimo mantenerlo en sus proporciones naturales, ya que al
profundizarse o modificarse se desarmonizará todo el organismo.
Las torsiones espinales lubrican los discos interbertebrales y relajan el sistema nervioso. Foto ©Pablo Rego |
Si bien es importante tener unos brazos y unas piernas fuertes, habitualmente, en lo cotidiano, se hace
demasiado hincapié en el uso y desarrollo de las extremidades, sin tener en cuenta
que lo verdaderamente importante es la movilidad y fortalecimiento de todo el
entorno de la columna vertebral.
La práctica de Yoga debe contener
en su rutina, como objeto central, el fortalecimiento de los músculos que
sostienen la estructura original de la columna. Además debe centrarse en la
movilidad de la espina dorsal, en todas sus posibilidades, flexiones hacia
adelante y hacia atrás, flexiones laterales y torsiones. Además son importantes
los estiramientos.
Yoga ofrece una amplia gama de posturas y ejercicios para liberar de
tensión y al mismo tiempo fortalecer la estructura de la columna. La dimensión
terapéutica del Hatha Yoga, en cualquiera de sus ramas, contempla un entrenamiento
integral de todo el organismo, pero con la consciencia de lo importante que es
el mantenimiento de la espina dorsal.
Esta movilidad y el fortalecimiento muscular del entorno es la clave
para que los discos intervertebrales estén lubricados y flexibles y cada
vértebra esté en su sitio.
La desarmonía empieza en la
columna.
Un desplazamiento de disco, la desalineación de las vertebras, la falta
de movilidad, la debilidad muscular traen trastornos inmediatos y desarreglaos
profundos, crónicos y, lamentablemente, en muchos casos, difíciles de revertir.
Los típicos dolores abdominales, la disfunción de sus órganos, la
irritabilidad emocional, la falta de ganas de movernos o realizar tareas, enfermedades
simples como resfríos que se vuelven recurrentes y que no se curan con
normalidad pueden ser el primer llamado de atención de que nuestra columna
vertebral necesita ser cuidada y entrenada.
Desplazamientos o hernias discales, lumbares o cervicales, dolores
fuertes en un determinado punto de la espalda, el pecho o el abdomen, mareos y
hasta vómitos, falta de respuesta del sistema inmune, tristeza y hasta
depresión o estrés, son la
profundización de los primeros síntomas que comienzan a manifestarse más
fuertemente en nuestro organismo.
Y como todo el sistema energético acompaña el recorrido completo de la
columna vertebral, estas anomalías modifican el equilibrio de cada chakra o
centro de energía y el flujo de energía entre ellos. Y, a la inversa, los
conflictos o traumas emocionales-energéticos sin resolver, se alojan en
determinado/s centro/s de energía creando una dolencia particular en alguna
parte del cuerpo que termina desalineando y enfermando nuestra columna.
Imágen © Photobucket |
Cuando conseguimos un estado saludable en nuestra columna vertebral
conseguiremos también liberar los conflictos alojados en determinados puntos de
su recorrido.
El sistema nervioso se conecta con los órganos y estructuras del cuerpo
a través de terminales nerviosas que salen por entre las vértebras. La falta de
lubricación de los discos intervertebrales, la desalineación o la compresión de
las vértebras afectarán el paso normal de los nervios creando presiones y
consecuentemente disfunciones de los mismos.
El funcionamiento de los órganos, determinados movimientos o sensaciones
se verán alterados y como consecuencia sentiremos un malestar que puede variar
su intensidad desde molestia hasta dolor insoportable.
Si conseguimos que esta estructura esté alineada, fuerte y flexible las
funciones orgánicas y energéticas de nuestro cuerpo serán normales, el sistema
nervioso no se alterará con facilidad, nuestro sistema inmune responderá óptimamente
y la sensación general que tendremos en nuestro cuerpo nos ayudará a realizar
nuestras actividades con una mejor predisposición y estado de ánimo,
permitiéndonos mejores resultados.
©Pablo Rego
Profesor de Yoga
Masajista-Terapeuta
integral
Diplomado en
Medicina Ayurveda de India
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